lunes, 11 de mayo de 2009

LOS PANTALONES FEMENINOS Y EL DESEO FEMENINO DE IMITAR LA ROPA DE HOMBRE


LOS PANTALONES FEMENINOS Y EL DESEO FEMENINO DE IMITAR LA ROPA DE HOMBRE

* Publicado por Pastor Edgardo Samuel Sagarra el mayo 9, 2009 a las 2:24pm en Meditaciones y Sermones para Compartir
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CAPÍTULO 22
1 Espíritu humano y servicial en el trato con un hermano. 5 Distinción de los sexos por la vestimenta. 6 El ave madre no debe ser tomada con los pollos. 8 Las casas deben tener pretiles o barandas. 9 Hay que evitar la confusión. 12 Los flecos en los mantos. 13 Castigo para el marido que calumnie a su mujer. 20, 22 El adulterio, 25 la violación, 28 la fornicación. 30 El incesto.
1 SI VIERES extraviado el buey de tu hermano, o su cordero, no le negarás tu ayuda; lo volverás a tu hermano.
2 Y si tu hermano no fuere tu vecino, o no lo conocieres, lo recogerás en tu casa, y estará contigo hasta que tu hermano lo busque, y se lo devolverás.
3 Así harás con su asno, así harás también con su vestido, y lo mismo harás con toda
cosa de tu hermano que se le perdiere y tú la hallares; no podrás negarle tu ayuda.
4 Si vieres el asno de tu hermano, o su buey, caído en el camino, no te apartarás de él; le ayudarás a levantarlo.
5 No vestirá la mujer traje de hombre, ni el hombre vestirá ropa de mujer; porque abominación es a Jehová tu Dios cualquiera que esto hace.
5.
No vestirá.
Es probable que este pasaje se refiera a la costumbre pagana -bastante común en algunos países hoy- de simular un cambio de sexo con propósitos inmorales. El hombre vestía ropas de mujer, imitando sus modales, para ofrecer su cuerpo a prácticas inmorales. El hebreo dice literalmente: "No habrá artículos de varón sobre la mujer y no vestirá el varón ropa de mujer". La palabra traducida "artículos" tiene gran variedad de traducciones posibles "alhajas" (Gén. 24: 53); "armas" (Gén. 27: 3; 1 Sam. 14: 1, 6); "cosas" (Gén. 31: 37); "efectos" (Nah. 2: 9). Dios creó a la mujer y al hombre, y la distinción ordenada debe ser obedecida y respetada. El deseo de disminuir esta diferencia nace de ideales inferiores y contribuye a la inmoralidad.

MENSAJES SELECTOS 542-544 Hay otro estilo de vestir adoptado por las así llamadas reformadoras de la vestimenta. Estas imitan al sexo opuesto tan de cerca como les sea posible. Llevan gorro, pantalones chaleco, saco y botas, siendo esta última la parte más razonable de su indumentaria. Los que adoptan y defienden este estilo de vestir están llevando la así llamada reforma de la vestimenta a un extremo muy objetable. Como resultado de esto habrá confusión. Algunas personas que adoptan esta indumentaria puede ser que tengan conceptos correctos, en general, acerca de la cuestión de la salud, y podrían ser utilizadas como instrumentos para realizar un bien muy grande si no llevasen a tales extremos el asunto de la vestimenta.
Los que adoptan ese estilo de vestir han trastrocado el orden establecido por Dios y han desatendido sus instrucciones especiales. "No vestirá la mujer traje de hombre, ni el hombre vestirá ropa de mujer; porque abominación es a Jehová tu Dios cualquiera que esto hace" (Deut. 22: 5) . Dios no desea que su pueblo adopte este estilo de vestir. No es ropa modesta, y 543 no es apropiada para mujeres modestas y humildes que profesan ser seguidoras de Cristo. Las prohibiciones de Dios son tomadas en cuenta livianamente por todos los que abogan por la eliminación de las características que distinguen la ropa de los hombres y la de las mujeres. La posición extrema que adoptan algunos reformadores de la vestimenta con respecto a esto disminuye su influencia.
Dios estableció que debía haber una neta distinción entre el vestido de los hombres y el de las mujeres, y ha considerado este asunto de suficiente importancia como para dar instrucciones explícitas con respecto a él; porque la misma vestimenta llevada por los dos sexos causaría confusión y un gran aumento de la criminalidad. Si San Pablo estuviera vivo y viera con esa clase de vestimenta a las mujeres que profesan piedad pronunciaría expresiones de censura. "Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad" (1 Tim. 2: 9, 10). La mayor parte de los cristianos profesos descartan completamente las enseñanzas de los apóstoles y usan oro, perlas y adornos costosos.
El pueblo leal de Dios es la luz del mundo y la sal de la tierra. Sus hijos siempre deben recordar que su influencia es valiosa. Si cambiaran sus vestidos extremadamente largos por otros sumamente cortos, en gran medida destruirían su influencia. Los incrédulos, a quienes es su deber beneficiar y procurar llevar al Cordero de Dios, sentirían disgusto. Pueden realizarse muchas mejoras en la vestimenta de las mujeres teniendo en cuenta la salud, pero sin efectuar cambios tan grandes que disgusten a quienes las miran.
El cuerpo de la mujer no debe ser comprimido ni en el menor grado por corsés ni ballenas. El vestido debe quedar holgado para que el corazón y los pulmones funcionen en forma saludable. El vestido debería llegar un poco más abajo del borde superior de la bota, pero debería ser lo suficientemente corto como para no ser arrastrado por la vereda y la calle, si no se lo levanta con la mano. Un vestido aún más corto que esto sería adecuado, conveniente y saludable para las mujeres cuando trabajan en la casa y especialmente para las mujeres que deben realizar trabajos al aire libre. Con este estilo de vestir se necesita una falda liviana o a lo más dos, y éstas deberían abrocharse en la cintura o suspenderse mediante breteles. Las caderas no fueron formadas para soportar grandes pesos. Las 544 pesadas faldas llevadas por las mujeres con su peso actuando sobre las caderas, han sido la causa de diversas enfermedades que no curan fácilmente, porque las pacientes parecen ignorar la causa que las ha producido y continúan violando las leyes de su organismo ciñendo su cintura y llevando pesadas faldas hasta que se convierten en inválidas para toda la vida. Muchos exclamarán inmediatamente: " ¡ Pero si ese estilo de vestir está pasado de moda !" ¿ Y qué importa si lo está ? Quisiera que estuviésemos pasados de moda en muchos sentidos. Si pudiésemos tener la fuerza pasada de moda que caracterizaba a las mujeres pasadas de moda de generaciones anteriores, esto sería muy deseable. No hablo sin tino cuando digo que la forma de vestir de las mujeres, juntamente con su complacencia del apetito, constituyen la mayor causa de su actual estado de debilidad y enfermedad. No hay una mujer en mil que abrigue sus piernas como debería hacerlo. Cualquiera que sea el largo de sus vestidos, las mujeres deberían abrigarse las piernas tan bien como lo hacen los hombres. Esto podría conseguirse llevando pantalones recogidos y abrochados en los tobillos, o bien largos y ceñidos hasta el borde del zapato. De este modo las piernas y los tobillos quedan protegidos contra las corrientes de aire. Si las piernas y los pies se mantienen protegidos con ropa abrigada, la circulación se efectuará armoniosamente y la sangre permanecerá saludable y pura, porque no se enfriará ni será estorbada mientras circula por el organismo (How to Live [Cómo vivir], No 6, págs. 57-64).

TESTIMONIOS PARA LA IGLESIA TOMO I PÁGINAS 402 EN ADELANTE LA REFORMA EN LA MANERA DE VESTIR22.-
Queridos hermanos y hermanas: La razón por la que vuelvo a presentar el tema sobre la manera de vestir,
es que algunos no han comprendido lo que escribí anteriormente. Se procura —tal vez por parte de
quienes no desean creer lo que he escrito— introducir confusión en nuestras iglesias con referencia a
este importante tema. He recibido numerosas cartas en las que se habla de dificultades, y que no he tenido
tiempo de contestar. Ahora, para responderlas presento las siguientes declaraciones, las cuales espero
que aclaren definitivamente el tema, por lo menos en lo que concierne a mis testimonios.
Algunos sostienen que lo que escribí en el Testimonio para la Iglesia Nº 10 no concuerda con mi testimonio
publicado en la revista How to Live [Cómo Vivir]. Ambos fueron escritos desde el mismo punto
de vista, de manera que no se trata de dos modos de ver diferentes y contradictorios, como algunos
pueden imaginar; si existe alguna diferencia es simplemente en la forma de expresión. En el Testimonio
para la Iglesia Nº 10, hice la siguiente declaración:
«No debiera darse a los no creyentes ocasión para vituperar nuestra fe. Se nos considera raros y singulares,
por lo que no debiéramos tener comportamientos que induzcan a los no creyentes a pensar que
somos más raros de lo que nuestra fe requiere que seamos. Algunos que creen la verdad pueden pensar
que será más saludable para las hermanas adoptar el traje norteamericano, pero si ese estilo de moda
destruye nuestra influencia entre los no creyentes y no nos permite tener acceso fácil a ellos, por ningún
motivo debiéramos adoptarlo, aunque eso nos acarree sufrimiento. Pero algunos están engañados al
pensar que se puede recibir tanto beneficio de este traje. Aunque pueda hacer bien a algunos, es perjudicial
para otros.
«Vi que los que adoptan el traje norteamericano han revertido la orden de Dios y han desobedecido sus
instrucciones especiales. Se me refirió a Deuteronomio 22:5: No vestirá la mujer traje de hombre, ni el
hombre vestirá ropa de mujer; porque abominación es a Jehová (403) tu Dios cualquiera que lo hace'.
Dios no quiere que su pueblo adopte el así llamado traje de la reforma. Es una vestimenta inmodesta,
totalmente inapropiada para los modestos y humildes seguidores de Cristo.
«Existe una creciente tendencia de hacer que la vestimenta y la apariencia de las mujeres se parezcan lo
más posible a las de los hombres; pero Dios considera esto una abominación. 'Asimismo que las mujeres
se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia' (1 Tim. 2:9).
«Los que se sienten llamados a unirse al movimiento en favor de los derechos de las mujeres y la así
llamada reforma del vestido, sería mejor que cortaran su conexión con el mensaje del tercer ángel. El
espíritu que acompaña al uno no puede estar en armonía con el otro. Las Escrituras hablan con claridad
acerca de las relaciones y los derechos de los hombres y mujeres. Los espiritistas, en una extensión
considerable, han adoptado este estilo de vestir. Los adventistas que creen en la restauración de los dones,
con frecuencia son confundidos con los espiritistas. Si adoptan esta vestimenta, su influencia estará
muerta. La gente los catalogará en el mismo nivel que los espiritistas y rehusará escucharles.
«Con la así llamada reforma del vestido avanza un espíritu de liviandad y osadía que armoniza plenamente
con el estilo del vestido. La modestia y la reserva desaparecen de muchos cuando adoptan ese
estilo de vestido. Se me mostró que Dios desea que adoptemos un proceder consecuente y lógico. Si las
hermanas adoptan el traje norteamericano, destruirán su influencia personal y también la de sus esposos.
Se convertirán en el hazmerreír de la gente. Nuestro Salvador dice: 'Vosotros sois la luz del mundo'
(Mat. 5:14). 'Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y
glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos' (verso 16). Existe una gran obra que debemos hacer
en el mundo, por lo que Dios no quiere que adoptemos un comportamiento que disminuya o destruya
nuestra influencia».
Lo que antecede me fue dado como reproche para quienes se sienten inclinados a adoptar un estilo de
vestido semejante al de los hombres; pero al mismo tiempo se me mostró cuáles era los males del estilo
22 Véase el Apéndice.
Pág. 217
común de vestido de las mujeres, y para corregirlo también se me dio lo que sigue, registrado en el Testimonio
para la Iglesia Nº 10:
«No creemos que está de acuerdo con nuestra fe vestimos con el (404) traje norteamericano, usar vestidos
con armadura de aros de alambre o ir al extremo de usar vestidos tan largos que barran la vereda y
la calle. Si las mujeres usaran sus vestidos de un largo que quedara de tres a cinco centímetros por encima
del sucio suelo de la calle, éstos serían modestos, podrían mantenerse limpios con más facilidad y
durarían más. Tal vestido estaría en conformidad con nuestra fe».
A continuación presentaré un extracto de lo que he dicho en otros lugares acerca del tema:
«Los cristianos no debieran convertirse en objetos de exposición al vestirse en forma diferente que el
mundo. Pero si cuando siguen sus convicciones de lo que es su deber con respecto a vestirse con modestia
yen forma saludable, se encuentran fuera de moda, no debieran cambiar su manera de vestirse a
fin de armonizar con el mundo. Deben manifestar una noble independencia y valor moral al hacerlo
que es correcto, aunque el mundo difiera de ellos. Si el mundo introduce un estilo de vestir modesto,
conveniente y saludable, que está de acuerdo con los principios bíblicos, eso no cambiará nuestra relación
con Dios o con el mundo. Los cristianos debieran seguir a Cristo y hacer que su manera de vestir
se conforme con la palabra de Dios. Debieran descartar los extremos. Debieran adoptar humildemente
un proceder recto, independientemente del aplauso o la censura, y aferrarse a lo que es correcto por sus
propios méritos.
«Las mujeres debieran abrigarse las piernas por motivos de salud y comodidad. Los pies y las piernas
deben estar vestidos en forma tan abrigada como los de los hombres. El largo de los vestidos de moda
[que arrastraban por el suelo] es objetable por varias razones:
«1. Es extravagante e innecesario llevar vestidos tan largos que arrastren en el sucio suelo de la vereda
y la calle.
«2. Un vestido excesivamente largo recoge la humedad del césped y el barro de las calles, y por lo tanto
no es limpio.
«3. En el movimiento que se produce al arrastrarse por el suelo se pone en contacto con los delicados
tobillos y los enfría con rapidez, porque no están debidamente protegidos, lo cual perjudica la salud y la
vida. Esta es una de las causas importantes de catarros e hinchazones escrofulosas.
«4. El largo innecesario causa un peso adicional sobre las caderas y los órganos abdominales.
«5. Estorba la acción de caminar y con frecuencia molesta a los demás. (405)
«Existe otro estilo de vestir que ha sido adoptado por un grupo de damas que se denominan reformadoras
de la vestimenta. Imitan la forma de vestir de los hombres lo más cerca que pueden. Usan el sombrero,
los pantalones, el chaleco, el vestón y las botas, y esta última prenda es la parte más sensata del
traje. Quienes adoptan y promueven este estilo de vestir llevan la así llamada reforma de la vestimenta
a extremos muy objetables. El resultado será confusión. Algunas damas que adoptan esta manera de
vestir pueden estar correctas en su enfoque general del asunto de la salud, pero podrían producir un beneficio
mucho mayor si no llevaran el asunto de la manera de vestir a tales extremos.
«En este estilo de vestir se ha cambiado la orden de Dios y sus instrucciones especiales no se han tomado
en cuenta. 'No vestirá la mujer traje de hombre, ni el hombre vestirá ropa de mujer; porque abominación
es a Jehová tu Dios cualquiera que esto hace' (Deut. 22:5). Dios no quiere que su pueblo
adopte este estilo de vestir. No es ropa modesta y no es adecuada para mujeres modestas y humildes
que profesan ser seguidoras de Cristo. Las prohibiciones de Dios son consideradas livianamente por los
que abogan por la eliminación de las diferencias en el estilo de vestir entre hombres y mujeres. La posición
extrema adoptada por algunos reformadores de la manera de vestir perjudica su influencia.
«Dios estableció que debía haber una clara distinción entre la ropa de los hombres y la de las mujeres, y
ha considerado este asunto de suficiente importancia para dar instrucciones específicas concernientes a
ella; porque si hombres y mujeres llevaran la misma ropa, eso causaría confusión y un gran aumento de
la conducta delictuosa. Si el apóstol Pablo estuviera vivo y si viera a mujeres que profesan santidad
ataviadas con este estilo de ropa. reprocharía. 'Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa,
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con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos, sino con buenas
obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad' (1 Tim. 2:8-10). La mayor parte de los cristianos
profesos se desentiende completamente de las enseñanzas de los apóstoles, y usan oro, perlas y
adornos costosos.
«El pueblo leal de Dios es la luz del mundo y la sal de la tierra, por lo que siempre debiera recordar que
su influencia es valiosa. Si adoptaran el vestido exageradamente largo en vez del vestido más corto,
destruirían en gran medida su influencia. Los incrédulos, que (406) ellos tienen el deber de beneficiar y
procurar llevar al Cordero de Dios, sentirían aversión hacia ellos. Es posible realizar numerosas mejoras
en la ropa femenina para protegerla salud sin realizar cambios tan grandes que les inspiren repugnancia.
«El cuerpo no debe ser comprimido en lo mínimo con corsés y barbas de ballenas. El vestido debe ser
liviano para que los pulmones y el corazón puedan funcionar saludablemente. El vestido debiera llegar
un poco más abajo de la parte superior de la bota femenina [o botín], pero sin que toque el sucio suelo
de la vereda y la calle sin levantarlo con la mano. Un vestido aún más corto que esto sería adecuado,
conveniente y saludable para las mujeres cuando realizan los trabajos domésticos, y especialmente para
las que tienen la obligación de hacer trabajos al aire libre. Con esta clase de ropa, una o dos faldas es
todo lo que se necesita, y éstas debieran abotonarse en la cintura o bien suspenderse mediante tirantes.
Las caderas no se hicieron para soportar peso considerable. Las pesadas faldas que algunas mujeres
usan permitiendo que su peso cuelgue de las caderas, han sido la causa de diversas enfermedades que
no se curan con facilidad. Las enfermas desconocen la causa de sus sufrimientos, por lo que continúan
violando las leyes de la salud comprimiendo su cintura y soportando pesadas faldas, hasta convertirse
en inválidas. Cuando se les habla de su error, muchas exclamarán sin vacilación: '¡Pero un vestido como
el que propone no estaría a la moda!' ¿Y qué si no lo está?
Quisiera que fuéramos pasados de moda en diversos aspectos. Si pudiéramos tener la fortaleza pasada
de moda que caracterizó a las mujeres pasadas de moda de otras generaciones, sería muy deseable. No
hablo imprudentemente cuando digo que el estilo de vestir de las mujeres, juntamente con su complacencia
del apetito, es la mayor causa de su condición débil y enfermiza. Hay sólo una mujer en mil que
se protege adecuadamente las piernas. No importa cuál sea el largo del vestido, debieran tener las piernas
tan bien protegidas como las tienen los hombres. Esto lo pueden conseguir usando pantalones forrados
que terminen recogidos con una cinta para ser atados alrededor de los tobillos, o bien que tengan
un ancho parejo hasta abajo disminuyendo de ancho al final hasta ajustarse debajo de los tobillos, a la
altura de los zapatos. Las piernas y tobillos así quedan protegidos contra las corrientes de aire. Si los
pies y las piernas se mantienen protegidos con ropa abrigadora, la circulación se igualará y la sangre
(407) permanecerá pura y saludable porque no se enfría ni se entorpece la circulación por el cuerpo».
La dificultad principal para muchas mujeres es el largo del vestido. Algunas insisten en que «la parte de
arriba de la bota» se refiere a la parte de arriba de las botas como las que usan los hombres, que casi
llegan hasta las rodillas. Si las mujeres tuvieran la costumbre de usar esa clase de botas, entonces no
habría que culparlas por entender las cosas como las entienden; pero como las mujeres en general no
usan esa clase de botas, no tienen derecho de entenderlo en la forma como lo han pretendido.
Con el fin de demostrar cuál ha sido mi intención, y que existe armonía entre mis testimonios acerca de
este tema, a continuación presentaré un extracto tomado de manuscritos que escribí hace unos dos años:
«Desde que el artículo sobre la manera de vestir se publicó en la revista How to Live [Cómo vivir], algunas
personas han comprendido mal la idea que yo deseaba presentar. Han puesto énfasis en el significado
extremo de lo que escribí concerniente al largo de los vestidos, y es evidente que este asunto les
ha causado una gran preocupación. Su comprensión distorsionada de este asunto los ha llevado a debatir
el tema del acortamiento de los vestidos hasta que su visión espiritual ha quedado tan confundida
que sólo pueden vera 'los hombres como árboles' que andan. Pensaron que habían detectado una contradicción
en mi artículo sobre la vestimenta publicado recientemente en How to Live y otro artículo
sobre el mismo tema contenido en el Testimonio para la iglesia No. 10. Debo sostener que soy el mejor
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juez de las cosas que se me han presentado en visión; y nadie debe temer que con mi vida vaya a contradecir
mi propio testimonio, o que deje de notar cualquier contradicción real que hubiere en los asuntos
que se me han dado.
«En mi artículo sobre la vestimenta publicado en How to Live procuré presentar un estilo de vestir saludable,
conveniente, económico pero decoroso y que sienta bien a las mujeres cristianas, si es que lo
eligen. Traté, tal vez en forma imperfecta, de describir esa clase de vestido. 'El vestido debiera llegar
hasta poco más abajo de la parte de arriba de la bota, pero debiera ser suficientemente corto para evitar
el sucio suelo de la vereda y la calle, sin que sea necesario levantarlo con la mano'. Algunos han sostenido
que cuando digo `la parte de arriba de la bota' quiero decir la parte de arriba de las botas como las
(408) que usan los hombres. Pero al hablar de 'la parte de arriba de la bota' me refería a la parte superior
de la bota de mujer o botín. Si hubiera pensado que se me interpretaría mal habría escrito con más
detalle. Si las mujeres tuvieran la costumbre de usar botas altas como las de los hombres, podría ver
excusa suficiente para esta equivocación. Creo que la redacción del texto es muy clara, de modo que
nadie necesita confundirse. Tenga la bondad de volver a leer: 'El vestido debiera llegar hasta poco más
abajo de la parte superior de la bota'. Y ahora considere la frase que completa lo anterior: 'Pero debiera
ser suficientemente corto para evitar el sucio suelo de la vereda y la calle, sin que sea necesario levantarlo
con la mano. Un vestido aún más corto que esto sería decoroso, conveniente y saludable para las
mujeres cuando realizan los trabajos hogareños, y especialmente para las que tienen que hacer trabajos
al aire libre'.
«No puedo ver excusa alguna para que personas razonables entiendan mal y perviertan el significado
de mis palabras. Al hablar del largo del vestido, si me hubiera referido a las botas de caña alta que casi
llegan hasta las rodillas, ¿qué necesidad tenía de añadir 'pero [el vestido] debiera ser suficientemente
corto para evitar el sucio suelo de la vereda y la calle, sin que sea necesario levantarlo con la mano'? Si
hubiera querido decir botas de caña alta, el vestido ciertamente ya sería suficientemente corto para evitar
la suciedad de la calle sin que fuera necesario levantarlo, y sería suficientemente corto para usarlo
en cualquier clase de trabajo. Se ha hecho circular el rumor de que `la Hna. White usa el vestido norteamericano',
y que este estilo de vestido ha sido ampliamente adoptado y usado por las hermanas de
Battle Creek. Esto me recuerda un dicho según el cual 'mientras la verdad se pone las botas, la mentira
le da la vuelta al mundo'. Una hermana me dijo con mucha seriedad que suponía que el traje norteamericano
sería adoptado por las hermanas observadoras del sábado, y que si ese estilo de vestir se ponía
en vigencia ella no lo adoptaría, porque nunca podría obligarse a llevar un traje semejante.
«Con respecto a si yo uso un vestido más corto, debo decir que poseo un solo vestido corto, el cual no
es más que el largo de un dedo más corto que los otros vestidos que uso. He usado ocasionalmente este
vestido corto. En los días del invierno me levanto temprano, me pongo ese vestido corto que no requiere
que lo levante con la mano para impedir que arrastre en la nieve, y camino rápidamente dos o tres kilómetros
antes del desayuno. Lo he llevado varias veces a la oficina (409) cuando me he visto obligada
a caminar por la nieve o cuando estaba muy mojado o lodoso. Cuatro o cinco hermanas de la iglesia de
Battle Creek se han confeccionado un vestido corto para usarlo mientras realizan el lavado de la ropa o
el aseo de la casa. Pero ninguna hermana lo ha usado en las calles de Battle Creek y nunca lo han llevado
en reuniones de la iglesia. Mis conceptos tenían el objeto de corregir la moda actual, el vestido extremadamente
largo que arrastra por el suelo, y también corregir el uso de vestido exageradamente corto
que llega hasta las rodillas, que es usado por cierta clase de mujeres. Se me mostró que debemos evitar
ambos extremos. Al usar un vestido que llegue hasta la parte superior del botín de mujer eludiremos
los males del vestido extremadamente largo, y también los males y la notoriedad del vestido exageradamente
corto.
«Quiero aconsejar a las hermanas que se confeccionan un vestido corto para usarlo en el trabajo, que
manifiesten buen gusto y pulcritud. Deben cortarla tela siguiendo un modelo para que siente bien al
cuerpo. Cuando las hermanas hacen su trabajo no debieran usar ropa que las haga verse como espantapájaros.
Es más agradable presentarse ante sus esposos y sus hijos con un vestido bien confeccionado
Pág. 220
que les sienta bien, que hacerlo sólo para los visitantes o desconocidos. Algunas esposas y madres causan
la impresión de pensar que no importa cómo se ven cuando hacen su trabajo y cuando son vistas
sólo por sus esposos e hijos, pero tienen cuidado de vestirse con gusto y esmero para los ojos de quienes
no tienen ninguna relación especial con ellas. ¿No son la estima y el amor del esposo y los hijos de
más valor que los sentimientos de los desconocidos o amigos comunes? Las esposas y madres debieran
considerar más sagrada la felicidad del esposo y los hijos que la de los demás. Las hermanas cristianas
en ningún momento debieran vestirse con extravagancia, sino con pulcritud, decoro y saludablemente,
según lo permita el trabajo que realizan».
El vestido que acabamos de describir pensamos que es digno del nombre de vestido corto de la reforma.
Está siendo adoptado por el Instituto de la Reforma Pro Salud del Oeste y por algunas hermanas de
Battle Creek y otros lugares donde este asunto ha sido debidamente presentado ante los hermanos. En
amplio contraste con este vestido decoroso está el así llamado traje norteamericano que se parece mucho
a la ropa usada por los hombres. Consiste en un chaleco, pantalones y un vestón largo que llega a
media altura entre la cadera y la rodilla. Me he opuesto a este traje debido a lo que se me ha mostrado
en (410) armonía con la Palabra de Dios; mientras que el otro vestido que he recomendado es decoroso,
cómodo, conveniente y saludable.
Otra razón que ofrezco como disculpa por llamar la atención nuevamente al tema del vestido, es que ni
una sola entre veinte hermanas que profesan creer en los Testimonios ha dado el primer paso hacia la
reforma de la vestimenta. Podrá decirse que la Hna. White usa en público vestidos más largos que los
que recomienda a otras mujeres, a lo cual replico: Cuando visito un lugar para hablar a las gentes que
no conocen el tema de la reforma de la vestimenta y donde hay prejuicio, estimo que es mejor ser cuidadosa
y no cerrar los oídos del público por usar un vestido que se podría considerar censurable. Pero
después de presentarles el tema y de explicar claramente mi posición, me presento ante ellos con el vestido
de la reforma, que ilustra mis enseñanzas.
En lo que se refiere al asunto de usar vestidos con armazón de alambre, la reforma de la vestimenta va
muy adelantada a ellos. Yo no podría usarlos. Y es demasiado tarde para hablar de usar vestidos con
aros de alambre, sean éstos grandes o chicos. Mi posición sobre este asunto es precisamente lo que
siempre ha sido, y espero que no me consideren responsable de lo que otros pueden decir sobre este
tema, o por el proceder adoptado por quienes usan vestidos con aros de alambre. Protesto contra la tergiversación
de mis conversaciones sostenidas en privado sobre este tema, y pido que lo que he escrito y
publicado sea considerado como mi posición definitiva.

1 comentario:

  1. Deseo que los pastores y hermanos adventistas que lean este material inspirado nos hagan llegar sus comentarios al respecto, no porque esta verdad puede ser cambiada o modificada pues es un Así Dice Jehová y un Escrito Está por Jesucristo en la Santa Biblia y EGW, sino para entrar en diálogo siendo esta verdad tan antigua, tan adventista y tan descuidada. Dios les bendiga y que todos sólo nos desvivamos por imitar a nuestro Señor y Salvador Jesucrfisto quien es el único que puede cambiar nuestros corazones y hacerlos nuevos para gloria de su nombre para que nuestra obediencia a Él sea porque le amamos y nos ha convertido en nuevas criaturas. Maranata muy pronto. Amén.

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